Autoconociendome: El Eneagrama como Camino Amoroso
Por Jascha Despertar Divino www.despertardivino.cl
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El Eneagrama, es una de las muchas herramientas de crecimiento personal, que nos invitan a explorar en nuestro interior. Este hermoso instrumento de autoconocimiento, no sólo sirve como una guía para entrar en nosotros y entender la motivación de muchas de nuestras actitudes y conducas, sino también para comprender a quienes nos rodean, sobre todo a nuestros seres queridos, a quienes muchas veces reclamamos por actuar de tal o cual forma, considerando que lo hacen de manera premeditada o intencional, sin entender que todos tenemos muchas reacciones de las cuales no siempre somos conscientes.
Estudiar el Eneagrama nos permite descubrir la estrategia de vida de cada uno de nosotros, estrategia que tuvo y tiene preferentemente una función de protección y compensación por la temprana sensación de carencia de amor que todos vivimos, incluidos nuestros padres, que nos amaron de la manera que sabían y podían hacerlo. Cuando comprendemos la forma en que nosotros y los demas pedimos amor, se nos facilita encontrar un canal de amor para entregarle al otro, eso que con tanto esfuerzo busca con su estrategia.
Cada estrategia es una petición de amor, saber escuchar ese pedido nos permite tener la posibilidad de entregar amor a las personas que nos rodean de la forma en que ellos saben recibir amor.
¿Qué es el Eneagrama?
El Eneagrama es un sistema de representación caracterológico que define nueve tipos de personalidades, llamados Eneatipos. Cada Eneatipo constituye un grupo de personas, las cuales se asemejan entre sí por características comunes en su personalidad y por una forma particular de plantarse ante la vida, que los diferencia de los otros ocho tipos. Esta singularidad se manifiesta como una forma de actuar y reaccionar ante diferentes eventos. Las 9 personalidades se agrupan en tres grupos llamados Tríadas. En cada uno de los Eneatipos pueden también reconocerse varias sub-categorías: dos posibles alas y dos sentidos de integración y desintegración.
Sin embargo, para identificar un Eneatipo, más importante que estudiar las acciones y reacciones de un individuo frente a las distintas situaciones de la vida, es reconocer las motivaciones internas que llevan a una persona a actuar de tal o cual forma. Así, el Eneatipo 1, amante de la perfección, puede, por ejemplo, confundirse en su actuar con el Eneatipo 3 apegado al éxito; ambos pueden llegar a ser extremadamente eficientes en su trabajo, pero mientras uno busca la perfección como virtud en sí misma, el otro ansía los aplausos y el reconocimiento que son el alimento que le permite valorizarse.
Los Orígenes del Eneagrama
«Para comprender el Eneagrama debe imaginársele en movimiento. Un Eneagrama sin movimiento es un símbolo muerto; el símbolo vivo está en movimiento, el camino de transformación del hombre, es parte del Movimiento Perpetuo…» Gurdjieff
El Eneagrama está basado en un antiguo sistema de conocimiento sobre las tipologías humanas y constituye una poderosa herramienta de ayuda para comprendernos y comprender a quienes nos rodean. Si bien, no está claro el origen del Eneagrama en la historia de la humanidad, algunos autores afirman que surge entre los sufíes, movimiento espiritual islamita, 2.000 años antes de Cristo. Sin embargo, recién en el siglo pasado el Eneagrama se comienza a difundir en occidente y se empieza a utilizar como herramienta de crecimiento personal.
Es a Oscar Ichazo, boliviano, a quien se le atribuye el logro de sistematizar las enseñanzas del Eneagrama y de iniciar la tradición de una forma más directa. Desde su adolescencia, en la década de los 40, Ichazo participó en grupos esotéricos buscando técnicas para alterar la conciencia, entre éstas, el zen, el sufismo, la Kabbalah, el yoga, el budismo, el confusionismo, el I Ching y las enseñanzas de Gurdjieff, quien habría enseñado el Eneagrama como un símbolo universal del cosmos, en el cual todo conocimiento podría ser incluido en él.
Fue Ichazo el que introdujo en el Eneagrama la correlación de sus nueve puntos con nueve tipos de personalidad. Según Ichazo, cada persona nace como «esencia pura», pero para sobrevivir, se encuentra forzado a desarrollar una personalidad. Así, cada ser humano en algún momento de su infancia, antes de los 7 años, escogería en forma inconsciente uno de nueve patrones básicos de personalidad. Ichazo dice haber descubierto los tipos de personalidad del Eneagrama durante un estado de éxtasis y bajo inspiración angélica.
En 1970, luego de recibir de parte de Ichazo ese conocimiento, el doctor Claudio Naranjo, chileno, fue quien lo presentó al mundo. A partir de ese momento, muchas personas son y sin conocimiento han ido tergiversando y modificando su formulación original, para comprenderlo desde sus origenes es importante remitirse a la fuente más fidedigan que tenemos de esta herramienta contenida en los libros: Carácter y Neurosis y El Eneagrama de la Sociedad de Claudio Naranjo. Todo el resto de las versiones, incluida la presentada en esta web contiene las deformaciones y proyecciones del autor, más una fuerte trivialización del verdadero alcance de este conocimiento.
Actualmente el Eneagrama es utilizado como un camino de auto conocimiento y crecimiento personal por muchas escuelas espirituales y de desarrollo personal. Algunas comunidades religiosas cristianas, forman parte del abanico de grupos espirituales que integran al Eneagrama como un método de crecimiento personal.
La simbología del Eneagrama
El término «Eneagrama» (nueve líneas) deriva de los vocablos griegos: ennea, que significa nueve, y gramma,que en este caso indica líneas. Muchas tradiciones atribuyen al número nueve interesantes significados, llamándolo número maestro. Si el diez representa el retorno a la unidad, el nueve es la etapa última, la cúspide de un proceso que anuncia un final y a la vez un comienzo.
Lleno de simbología, el Eneagrama está formado por tres partes que representan tres leyes divinas que rigen toda la existencia:
- El círculo, símbolo de la totalidad, sin principio ni fin. Dentro del cual hay un triángulo equilátero y un hexagrama.
- El triángulo equilátero, formado por los Eneatipos 3, 6 y 9, llamados también los centros de las tres Tríadas que forman el Eneagrama, son las tres personalidades básicas a partir de las cuales se generan las otras. Este triángulo representa la Ley del Tres, número de la creación, de la santísima trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo. El pasado, el presente y el futuro.
- El hexágono, figura de 6 lados, que representan la Ley del Siete en los números contenidos en sus vértices, está formado por los Eneatipos 1, 4, 2, 8, 5 y 7. Al igual que el 3, el 7 se considera un número especial que se encuentra presente en la creación y que se asocia con las notas musicales, los días de la semana y la tabla periódica, entre otros. Uno dividido por siete, o sea 1/7 da como resultado 0,142857, es decir, los mismos números que están inscritos en la estrella del Eneagrama.
Uniendo estos tres elementos (círculo, triángulo y hexagrama) se obtiene el Eneagrama. De esta forma el Eneagrama, se configura a partir del concepto de la totalidad, de la trinidad y del siete, de manera similar a como lo hace el Árbol de la Vida constituido por tres pilares, por círculos llamados Sephiroth que representan la totalidad y que se alcanza en siete etapas.
Breve descripción de cada Eneatipo
Para comenzar el apasionante estudio del Eneagrama empezaremos con una breve descripción de cada Eneatipo, de modo de ir descubriendo las características de cada uno de ellos. En una primera mirada ya podemos ir reconociendo algunas similitudes con nuestra personalidad, si bien el camino a recorrer recién comienza, pues el estudio del Eneagrama es un laberinto lleno de sorpresas, avances y retrocesos, mediante el cual nos adentramos al difícil y apasionante mundo del “mirarnos”. Este viaje requiere de mucha nobleza y humildad, pues estaremos en contacto directo con nuestra sombra, esa parte de nosotros mismos que no queremos ver, y menos mostrar a los demás.
Entonces, y sólo a modo de invitación a iniciar el recorrido, a continuación se presenta una breve descripción de los nueve Eneatipos que conforman el Eneagrama:
- Eneatipo 8: El líder. Su pecado es la lujuria, tienen mucha autoconfianza, son avasalladores, tienen muy claro lo que desean, poseen una fuerte personalidad. Defensores de sus cercanos. Los 8 evitan la debilidad. Perciben la vida como una lucha, les gusta dejar en claro que ellos son los que están al mando
- Eneatipo 9: El conciliador. Su pecado es la pereza. Se funden con el entorno y les cuesta mucho expresar sus necesidades y las confunden con las de los demás. Evitan como puedan el conflicto. Se sienten incómodos ante cualquier tensión o falta de armonía entre las personas. Para ellos nada tiene mayor importancia que su paz y la tranquilidad no sea disturbiada.
- Eneatipo 1: El perfeccionista. Su pecado es la ira, que ellos reprimen pues no la consideran una cualidad deseable. Buscan la perfección moralista, hablan en términos de bien y mal. Están siempre ocupados haciendo las cosas correctas y exigiéndole a los demás. Les molestan los errores propios, ajenos, importantes o irrelevantes.
- Eneatipo 2: El seductor. Su pecado es el orgullo. Es el tipo de personalidad que necesita sentirse necesitada. Muy generosos dan fingiendo no esperar, pero en realidad buscan agradecimiento. Evitan reconocer que tienen su propia necesidad de amor, se sienten atractivos y merecedores de admiración.
- Eneatipo 3: El exitoso. Su pecado es la vanidad. Se validan a través de la mirada de los demás. Están muy identificados con su rol, y suelen conseguir lo que se proponen para despertar admiración, no soportan el fracaso.
- Eneatipo 4: El melancólico. Su pecado es la envidia. Se experimentan a sí mismos como personas muy emotivas, sufrientes y de gran sensibilidad; de autoestima disminuida consideran que los demás difícilmente consiguen entenderlos y valorizarlos.
- Eneatipo 5: El solitario. Su pecado es la avaricia. A este tipo pertenecen personas adictas a su soledad, huyen del mundo y de sus habitantes. Son muy austeros, observadores y estudiosos. Les parece muy importante no dejarse involucrar en eventos sociales los cuales les parecen a la vez aburridos y atemorizantes.
- Eneatipo 6: El miedoso. Su pecado es la cobardía. Suelen imaginar siempre los peores escenarios futuros, lo que genera un oculto miedo por lo que les pudiera pasar. Como una forma de buscar seguridad, consideran que la vida está regida por leyes, reglas y normas. Muy responsables y respetuosos de la autoridad que consideran fiable.
- Eneatipo 7: El alegre. Su pecado es la gula. Huyen del presente, planificando constantemente actividades para el futuro. Como no se quieren perder nada, no profundizan tampoco en nada. Usan una máscara de alegría, evitando el dolor en todas sus formas. Son optimistas y amantes de la aventura.
¿Y ahora qué?
Desde un punto de vista, el Eneagrama nos acompaña en un viaje en espiral hacia el interior de nuestro ser, directo hacia el difícil enfrentamiento de esos comportamientos compulsivos y muchas veces desconocidos, que nos dominan y limitan. Desde otra perspectiva, nos lleva hacia fuera, en una mayor integración de nosotros mismos con los demás, y hacia una mayor comprensión del otro.
En el maravilloso desafío del crecimiento personal, el cual puede tomar muchos años, la vida entera o quizás más, el viaje de autoconocimiento por el Eneagrama (o por cualquier otra herramienta) nos ayuda a dejar en evidencia los mecanismos de nuestro poderoso ego y con ello liberarnos de su dominio, amigándonos con nosotros mismos.
Sin embargo, una vez superado y satisfecho el natural impulso de identificación con un número, el gran y sorprendente descubrimiento al trabajar con el Eneagrama es, darse cuenta que cada uno de nosotros puede sentirse representado con muchos aspectos de todos los Eneatipos y que esas facetas pueden manifestarse en distintas etapas y circunstancias de la vida.
Esto nos ayuda a comprender y aceptar tanto en nosotros mismos como en los demás, esos comportamientos un tanto neuróticos y algo impredecibles, que de tanto en tanto se presentan y que suelen sorprendernos y nos dejan algo avergonzados. Cuando esto sucede nos sentimos culpables por haber soltado a la bestia que con tanto tesón nos hemos esforzado por mantener encerrada, pero que ante ciertas circunstancias se hace presente, recordándonos su existencia. El Eneagrama nos enseña que estas reacciones son meros mecanismos de defensa.